Instalación Hacia la luz y la vida. 2013. Bellas Artes, Teruel.
Este proyecto académico fue el que me hizo tomar conciencia del espacio como el de un ente transmisor y/o comunicador de información, pero también de emociones y sentimientos, en un discurso expositivo que implica cuestiones como la salud, la vida y la muerte, utilizando el lenguaje del arte conceptual.
«El mundo» es aquí concebido, expresado y representado como un espacio, el expositivo, según la propia interpretación de Martin Heidegger: «…el mundo que se expresa en la obra de arte, no es ya una exigencia, sino un contenido especificado, un contenido de ideas, de sentimientos y de proyectos que va a hacer inteligible lo singular y lo concreto.»(1)
La reflexión implícita gira en torno a las varibles influencias de la salud: la naturaleza, la farmacopea, el diagnóstico, etc. un cosmos que remite a las siguientes palabras: «…conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los cielos y de los demás cuerpos que nos rodean… sino también y principalmente, para la conservación de la salud, la cual es sin duda el primer bien y fundamento de todos los demás bienes de esta vida, pues hasta el espíritu depende tanto del temperamento y de la disposición de los órganos del cuerpo…»(2)
En la instalación Hacia la luz y la vida se remite al árbol, concretamente al olivo, está representado simbólicamente de diversas formas por tratarse este elemento natural en transformador múltiple: del CO2 en oxígeno, de atraer el agua, de las raíces que sujetan la tierra, de las ramas en las que anidan los pájaros, dar sombra, las de sus hojas y frutos las olivas, de hermosear el entorno e inspirar poemas como el que Antonio Machado dedica y titula así a Los olivos:
«Olivares, Dios os dé
los eneros
de aguaceros,
los agostos de agua al pie,
los vientos primaverales,
vuestras flores racimadas;
y las lluvias otoñales
vuestras olivas moradas.»
Hacia la luz y la vida. 2013.
Las radiografías, de un color verde oscuro representan el elemento aéreo del olivo: las hojas, que en este caso llevan impresas las diferentes partes del cuerpo humano, saludables o enfermas, reflejadas en la pared, en el suelo, en el techo, ofreciendo al mismo tiempo el lado positivo y el negativo de una misma imagen, comparten un mismo tiempo y espacio.
Bajo la enarboladura de hojas de radiografías, iluminadas por una luz interior, -luz equivalente a vida- que proyectan, difunden y multiplican generando múltiples y nuevos espacios, un círculo, la forma perfecta y eterna, compuesta por botes de análisis de orina, contenedores de fluidos orgánicos, en este caso contenedores de aceite, con hojas de olivo y olivas. Ésta es la simbiosis que se presenta.
«Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera».
Última estrofa del poema A un Olmo seco de Antonio Machado. Poemas del alma. Los olivos. Antonio Machado.
Con la intención que las ondas vibratorias de las palabras lanzadas al espacio entre y en medio del / los marcos concebidos floten, crezcan y se expandan en el entorno, integrándose en un todo, una sola unidad, coherente e integrada con los diferentes aspectos y elementos que la conforman.
Para la instalación de este trabajo se elige una sala sin ventanas, buscando generar una atmósfera “sacra” en cierto modo, evitando la posibilidad abstraerse de algo distinto de la obra, pretendiendo conducir el pensamiento e incluso la memoria del espectador hacía la dicotomía de la vida y la muerte.
En esta obra interactúan:
- La visión periférica
- La visión axial o central
Referente artístico para esta instalación es Christian Boltanski, que a comienzos de la década de los años 80 comienza a utilizar fotografías de personas anónimas: “Boltanski evoca de manera brutal, convincente, imposible de eludir, esa fea costumbre que tiene la gente de ir perdiendo el rostro, dejando apenas la impresión de una fotografía, un negativo cuya ceniza guardamos en los escaparates de la conciencia. Lo público, deviene en lo privado. Como Boltanski dice “Lo que trato de hacer con mi trabajo es plantear preguntas, hablar de cosas filosóficas, no por historias a través de palabras sino por historias a través de imágenes visuales. Hablo de cosas efectivamente muy simples, comunes a todos. No hablo de cosas complicadas. Lo que intento hacer es que la gente se olvide que es arte y piense que es vida”.
(1). de Waelhens. 1942. La Philosophie de Martin Heidegger. Instituto Superior de Filosofía de Lovaina. Pág. 290
(2). Gaos, J. 2000. La filosofía en la universidad. Pág. 323. Universidad Autónoma Mexicana. México. Pág. 323.